Come despacio y disfruta de una digestión feliz

Masticar los alimentos con calma no solo nos permite disfrutar de la comida, también tiene muchos beneficios para nuestra salud. Siempre vale la pena sentarnos a la mesa con calma, dejar las prisas a un lado a la hora de comer y disfrutar de las ventajas de comer despacio, que son muchas.

El primero de esos beneficios de comer despacio es tomar la ración adecuada. Porque dejamos de comer cuando nos sentimos saciados y la orden de dejar comer la da nuestro cerebro, que avisa al estómago de que tenemos hambre y de lo contrario, lo que ya estamos satisfechos y tenemos que dejar de comer. La señal de que ya hemos comido suficiente tarda en producirse unos veinte minutos. Si comemos muy rápido, cuando esa señal llega, habremos ingerido más comida de la que necesitamos, dejando una sensación de pesadez en nuestro estómago y aportando más calorías de las necesitamos. Por tanto, comer despacio hace que tomemos la cantidad de comida adecuada. Además:

  • Te ayudará a perder peso. Si comes despacio ingerirás un menor número de calorías. La principal razón es que así das tiempo a que la comida llegue al estómago y por tanto te sacies antes.
  • Evitarás tener gases. Cuando comes rápido introduces más aire en tu cuerpo y eso se convierte en los siguientes minutos en gases molestos. Por lo que si comes más despacio, esto no sucederá.
  • Mejorará la digestión. Es importante masticar bien y lentamente lo que comemos para prevenir la acidez. Se recomienda masticar entre 30 y 40 veces por alimento ingerido.
  • Comer y masticar despacio ayuda también a eliminar antes de tragar, las bacterias que contengan algunos alimentos. Por el contrario, si comes rápido, esas bacterias pueden acceder al organismo provocando más dolores estomacales y otros síntomas derivados.

Comer más despacio implica masticar bien los alimentos que ingerimos

De esta forma, las glándulas salivares hacen su trabajo haciendo más digerible la comida y facilitando el trabajo al estómago, que debe procesar todo lo que tomamos. El hecho de que un alimento no se haya masticado correctamente impide que parte de sus nutrientes sean absorbidos en el proceso de la digestión, perdiendo parte de sus beneficios. Además, comer deprisa hace que traguemos demasiado aire al comer, dando lugar a los gases.

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